Bienvenidos a mi hogar

"Escribo en este rincón lo que mi corazón susurra cuando el alma grita y la mente no calla"

lunes, 6 de abril de 2015

Los días pasan lentos en mi habitación, mi templo dorado, mi máquina del tiempo. Allí los paso tumbado, arropado con el suave tacto de mis pensamientos, recreando momentos, lugares, sonrisas, dejándome llevar por el recuerdo hasta cada lugar que he visitado, volviendo a recorrer cada centímetro de tu piel con mis ojos, volviendo a sentir su calidez entre mis dedos. Dirijo mis dedos a mis labios, indagando en cada detalle, en cada impulso eléctrico que los recorre cuando son rozados por los tuyos, sintiendo de nuevo ese calor que poco a poco deshilacha el caparazón de mi cordura.

Viajo allí donde nada puede detenerme, donde no hay ley ni orden, donde todo es simple y perfecto. Allí quedo cada día contigo para observarte sin que me veas, para besarte sin que me detengas, para amarte sin que el destino nos juzgue. Allí te veo sonreír, te veo feliz y me siento único. Allí te entrego mis “te quieros” y mis sentimientos son libres del opresor que los retiene y los encierra muy adentro. Allí permanezco, a tu lado, hasta que las luces se apagan y el telón se abre para dar paso a la función.

Cuando el telón está abierto es cuando se demuestra la verdadera fuerza, pues la función dura horas y horas, días y días, incluso semanas. Durante ese tiempo, se pone a prueba el temple y se muestra si la espera acaba colmando el vaso de la paciencia o si el control ejerce su poder sobre todo lo demás. Me gusta sentirme impaciente, me hace sentir bien adentro el deseo que mis ojos tienen de verte. Me gusta alcanzar ese límite en el que mi corazón palpita con fuerza, me hace sentirme vivo y me demuestra la fuerza que hay en él.

El peor momento es ese en el que recuerdas que el destino abre muchas puertas y sabes que en algunas de ellas solo hay desierto. Te hace pensar que el amor es un simple juego de azar, donde hay que arriesgar hasta el último aliento por aquello que más deseas. Pero ¿sabes? No me importa. Atravesare esa puerta y daré lo mejor que hay de mí y aprenderé a vivir en el lugar que me toque, aunque no sea el que busque.

Lo bueno que tiene una función, es que siempre acaba y no importa lo buena o mala que haya sido, pues cada final dará comienzo a un nuevo principio. Y, ¡hey!, ¿sabes lo bueno que tienen los principios? Que contienen esa chispa que hace que haber esperado, merezca la pena.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cualquier comentario que contenga cualquier tipo de abuso verbal, racista, comentarios obscenos, etc, será borrado.