Bienvenidos a mi hogar

"Escribo en este rincón lo que mi corazón susurra cuando el alma grita y la mente no calla"

martes, 21 de abril de 2015

Los que no pueden ser vistos o escuchados

Hoy vengo a contarte una pequeña historia
y no una de esas que es fácil de entender.
Hoy no vengo a decirte que habla mi memoria,
sino algo más profundo muy dentro de mi ser.

Los que no pueden ser vistos o escuchados,
así esta historia debiera ser llamada.
Un grupo lleno de impulsos descontrolados,
que luchan rio arriba por llegar a su amada.

Empezaré por aquellos que dirigen este cuerpo,
dando siempre su máximo sin permitirse caer.
No entienden de lejanía, de espacio o de tiempo,
su único objetivo es dejarme donde allí estés.

Volando por mí estomago como si fueran mariposas,
se encuentran aquellos que son más revoltosos,
cuchicheando, diciendo de ti solo palabras hermosas,
recordándome estos sentimientos maravillosos.

Luego están aquellos que rodean mi corazón,
usando su fuerza para controlar el pálpito,
que provoca cada emoción, sensación e ilusión,
envueltas en la pasión de un sentimiento cálido.

En mis manos están aquellos más difíciles de controlar,
dispuestos a asaltar tu cuerpo y llenarlo de caricias,
buscando rodearte para no volverse a soltar
y regalarte un mundo juntos lleno de delicias.

Pidiendo guerra están los que se posan en mis labios,
saltándose las leyes, deseando romper la balanza,
provocando en silencio a tus labios, deseando besarlos,
detenidos por la templanza, pero tejiendo su venganza.

Gobernando mi olfato yacen los mas tranquilos,
recogiendo tu dulce aroma y deleitándose con él.
Encargados de despertar y potenciar mis sentidos,
sembrando tu olor en ellos como si fuera un vergel

Allí en lo más alto están los más privilegiados,
dirigiendo a mis ojos allí donde se encuentre tu rostro,
brillando intensamente al verte, enamorados,
observando sin perderse tus detalles hermosos.

Encargados de recibir la armonía de tus palabras
y hacer que mi cuerpo baile al son de las mismas,
en mis oídos están, cazando cada una de tus letras,
sin perderse ni olvidarse cada uno de los prismas

Recorriendo todo mi cuerpo a la velocidad del sonido,
se encuentran aquellos que dirigen mis nervios,
haciendo que mi cuerpo vibre por cada latido,
y que mis palabras salgan a un ritmo frenético.

Los que no pueden ser vistos o escuchados,
gobernados por el corazón y la mente,
sin temer ya decirte que están enamorados,
los que suspiran por tu amor asi son llamados.

No temen demostrarte que te quieren,
ni temen lo cerca o lejos que te encuentres,
pues donde allí vayas ellos irán,
y si los recibes, a tu lado siempre se quedarán.

lunes, 13 de abril de 2015

Detrás de mi

Cuando llega el amanecer y el reloj suena, no existe ente ni fuerza que arraigue este cuerpo a mi cama, ni existe ruido ni oscuridad que pueda evitar que se dibuje mi sonrisa. Todos los días son bonitos, sin importar si he dormido, ni los problemas, ni los cambios, nada importa, porque cuando llego, siempre te veo.

No existe modo mejor de empezar el día, que cuando te veo descender por esas escaleras, con esa carita de niña adormilada y siento ese escalofrío que recorre mi cuerpo y me obliga a sonreír. Tan solo por ese momento, merece la pena recorrer media ciudad o medio mundo.

Adoro escuchar tu voz mientras caminamos, mientras en mi mente se disparan miles de palabras que no permito salir y busco la forma de responderte aunque no siempre halle palabras. Y es que tu voz es la mejor melodía que mis oídos pueden escuchar.

Adoro cada gesto de tu rostro, tus ojitos arqueados al sonreír, la belleza que deslumbra tu sonrisa, ese tono de niña que enternece y enamora a la vez. Y es que tu rostro solo pudo ser creado por un ángel.

Siempre permanezco observándote, tras cada gesto y acción que sale de mi cuerpo yace un sentimiento oculto entre nervios o en el silencio, deseando ser escuchado. Tras la larga barrera de mi timidez inventada, oculto un mar de preciosas acciones por librar, violentas algunas, otras llenas de amor. Y es que lo que mis labios no pronuncian, es aquello que es realmente.

No hay miedo en lo que siento, no temo liberarlo, más cuando los labios no pueden callar, lanzo las palabra al aire para que sean escuchadas, como miguitas de pan, para dejar claro que no estoy asustado. Y es que lo que siento no merece ser ocultado, porque no sabes realmente el placer que es amarte.

Permanezco a la espera, sin temer avanzar, observándote, buscándote y deseando encontrarte. No temo esperar, ni me importa el tiempo o el espacio, ni si quiera el destino, solo el ahora. Ahora sé que es todo lo que guardo en mí ser, ahora sé todo lo que estoy dispuesto a hacer y ahora sé, que te quiero. Vivo mi vida en este presente sin buscar un futuro, para así, cuando llegues a mí, seas ese rayo de luz que ilumine mi día. Y si el destino finalmente decide apartarte de mí, bueno, moriré habiendo luchado hasta el final.

lunes, 6 de abril de 2015

Los días pasan lentos en mi habitación, mi templo dorado, mi máquina del tiempo. Allí los paso tumbado, arropado con el suave tacto de mis pensamientos, recreando momentos, lugares, sonrisas, dejándome llevar por el recuerdo hasta cada lugar que he visitado, volviendo a recorrer cada centímetro de tu piel con mis ojos, volviendo a sentir su calidez entre mis dedos. Dirijo mis dedos a mis labios, indagando en cada detalle, en cada impulso eléctrico que los recorre cuando son rozados por los tuyos, sintiendo de nuevo ese calor que poco a poco deshilacha el caparazón de mi cordura.

Viajo allí donde nada puede detenerme, donde no hay ley ni orden, donde todo es simple y perfecto. Allí quedo cada día contigo para observarte sin que me veas, para besarte sin que me detengas, para amarte sin que el destino nos juzgue. Allí te veo sonreír, te veo feliz y me siento único. Allí te entrego mis “te quieros” y mis sentimientos son libres del opresor que los retiene y los encierra muy adentro. Allí permanezco, a tu lado, hasta que las luces se apagan y el telón se abre para dar paso a la función.

Cuando el telón está abierto es cuando se demuestra la verdadera fuerza, pues la función dura horas y horas, días y días, incluso semanas. Durante ese tiempo, se pone a prueba el temple y se muestra si la espera acaba colmando el vaso de la paciencia o si el control ejerce su poder sobre todo lo demás. Me gusta sentirme impaciente, me hace sentir bien adentro el deseo que mis ojos tienen de verte. Me gusta alcanzar ese límite en el que mi corazón palpita con fuerza, me hace sentirme vivo y me demuestra la fuerza que hay en él.

El peor momento es ese en el que recuerdas que el destino abre muchas puertas y sabes que en algunas de ellas solo hay desierto. Te hace pensar que el amor es un simple juego de azar, donde hay que arriesgar hasta el último aliento por aquello que más deseas. Pero ¿sabes? No me importa. Atravesare esa puerta y daré lo mejor que hay de mí y aprenderé a vivir en el lugar que me toque, aunque no sea el que busque.

Lo bueno que tiene una función, es que siempre acaba y no importa lo buena o mala que haya sido, pues cada final dará comienzo a un nuevo principio. Y, ¡hey!, ¿sabes lo bueno que tienen los principios? Que contienen esa chispa que hace que haber esperado, merezca la pena.