Bienvenidos a mi hogar

"Escribo en este rincón lo que mi corazón susurra cuando el alma grita y la mente no calla"

jueves, 9 de enero de 2014

Dia y Noche

El día comienza con el sonido animado de una alarma. Enfurruñado, lucha contra las sabanas que atrapan sus manos sedadas, intentando acallar la música que penetra sus oídos para despertarlo. Basta con que un ojo se abra para volver a la vida, pues no hay más opción al sueño tras el despertar.

Lo que después viene es el irritante sonido de la rota persiana que se arrastra subiendo con desdén. Cuando alcanza la cima, la cálida luz invade su habitación, aun cuando el día es oscuro y lluvioso. Sabe que está seguro en la luz, pues en ella no hay dolor ni maldad, solo paz. No importa lo dormido que esté, ni lo mal que haya pasado la noche, el día lo protege como el aura dorada de un ángel guardián.

Se dispone a hacer su rutina, el desayuno, encender el pc, leer lo que le gusta, ver las novedades del Facebook. Sonríe cuando lee que un amigo o amiga importante le ha escrito, realmente siente aprecio por ellos, más del que nadie podrá entender. Ejerce cuando puede sus funciones como amo de casa, limpiando,  haciendo la comida, fregando y tras caer la tarde, se prepara para dirigirse a su centro de estudios.

La tarde es la balanza entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el día y la noche. Sabe que le quedan 6 horas para que llegue la oscuridad y bien sabe dios que las disfruta. A veces lo hace junto a sus amigos, otras frente a sus compañeros, realmente está bien cuando está en clase aunque sepa lo que le espera. Valora el tiempo que pasa junto a sus seres queridos, sus amigos, pues son la fuente de la paz que le hace feliz.

Cuando se torna la noche todo se desmorona. La oscuridad invade el cielo y los demonios despiertan, escalando poco a poco el averno en busca de sus presas. Él sabe lo que le espera, está acostumbrado, es un ángel de alas rotas (o eso es lo que dicen), ha peleado contra ellos en incontables ocasiones. Sin embargo, su lucha es más difícil que ninguna, pues como ángel caído, tiene sentimientos humanos y una familia, la cual es presa fácil de cualquier demonio.

Todo comienza igual que la anterior noche, gira la cerradura que abre la puerta a su hogar, en un principio no ocurre nada y durante unas horas así lo parece. Cena solo, en su habitación, su cueva, su santuario. En ella está protegido del contacto físico, pero no de las voces. El sonido penetra por cualquier hueco, el percibe ese tono de voz que caracteriza a los demonios y sabe que la batalla ha comenzado. Se piensa mil y una vez el salir ahí fuera, su mano tiembla en la manivela que le separa del combate. Sabe que no va a ganar, que es una batalla perdida, pero sale una vez mas y lucha.

Un hedor putrefacto invade el hogar, las voces retumban en las paredes cada vez mas fuerte. Observa las habitaciones y agacha la cabeza. Demasiado tarde, ya ha perdido. El demonio yace acostado, pues ya ha ganado la batalla. No hay forma de luchar contra él cuando duerme, pues haría daño al humano que duerme junto a él.

De noche, en su santuario, yace sobre su cama. Recuerda las voces golpeando su mente, el hedor se mantiene en su olfato, pero lo que mas le duele, es que ha vuelto a perder. Unas veces lucha, logrando vencer, pero al día siguiente vuelven mas, nunca se acaba. Se maldice y cierra los ojos, creyendo que así todo acabara, esperando a que la luz del día vuelva a protegerlo, deseando descansar. Pero no hay descanso alguno cuando se  vive en el reino de un demonio. La noche pasa en calma y comienza un nuevo día.

El día…

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